Me prometí que no volvería a caer en provocaciones pero es que me lo ponen a huevo y yo soy tan débil… En fin, allá va.
Desde los medios de comunicación de extrema derecha de este país (esta definición no es mía sino de un compañero sindicalista miembro de la Ejecutiva del PP de aquí) se ha intentado (y conseguido bastante, por lo que veo) deslegitimar a los sindicatos como representantes de los trabajadores. No entraré en cada una de las tonterías que se han dicho pero es que hay algunas que deberían avergonzar a quién las esgrime.
Se tacha a Toxo (uhmm, bonito juego de palabras), Secretario General de CC.OO de millonario porque vive en un ático de protección oficial y este verano se ha ido de crucero. Señores, mírense los precios de la vivienda de protección oficial (vivienda que ya poseía antes de estar en el cargo que ahora ocupa) y los de los cruceros. Éstos últimos se pueden conseguir incluso a precios de 2 x 1. Pero parece ser que los trabajadores de izquierdas debemos ser unos muertos de hambre para tener credibilidad.
Ayer, día de la huelga general me encontraba atendiendo el teléfono para explicar a la gente que llamaba cualquier consulta acerca de la misma. Lo hice por militancia, pero ni yo ni nadie en el sindicato cobró este día ni cotizó a la Seguridad Social. Y al que no se lo crea cuando quiera se lo demuestro, puesto que todo está especificado en nómina. Cómo eso la gente ni lo sabe ni busca saberlo, tuve que recibir toda clase de improperios e incluso insultos. La consigna este año era: los sindicatos cobran el día de huelga y nos mandan a nosotros a dejar de trabajar. Patético.
Primero: Cada uno deja de trabajar o no según le marque la conciencia. Perder un día de trabajo por adherirse a la huelga podía suponer no perder después por la nueva reforma laboral. Ya se sabe, el «Pan para hoy y hambre para mañana».
Segundo: Como ya he dicho, NADIE en los sindicatos, ni sus ejecutivas ni sus trabajadores, cobra el día de la huelga y, además, no cotiza a la Seguridad Social, como cualquier trabajador de otra empresa.
Tercero: Que nadie me diga que vendrá el PP a solucionarlo todo. La reforma de Zapatero es la de la derecha. Por eso el PP estaba en contra de la huelga. Si la reforma sale adelante, ellos se van a ahorrar tener que hacerla y, a la vista está, sufrir sus consecuencias políticas.
Cuarto: Quién sale derrotado con el fracaso de una huelga no son los sindicatos, somos los trabajadores. ¿Que total no se arregla nada con todo esto? Por lo menos ejerzo el derecho a la pataleta, que parece ser es lo único que nos queda.