Lo único que me suele gustar de la navidad son los días no laborables ya que por lo demás hace tiempo que le perdí la gracia a estas fiestas. Principalmente porque:
1.- Me suponían compromisos familiares que no me apetecían nada.
2.- Me hacían sentir tristeza.
3.- Implicaban siempre una gran cantidad de trabajo en la cocina y la mesa.
4.- Los programas especiales de tv son patéticos y están destinados a hacer creer a los que están solos que hay gente intentando divertirles, cuando en realidad estos programas están grabados muchos meses antes y los que participan en ellas están pasándoselo en grande con su gente y tú alli, solo solo.
5.- Razón última y principal: Las navidades me aburren sobremanera.
Pero este año resulta que me las voy a tomar bastante relajada y he decidido que incluso, dentro de un límite, las voy a disfrutar.
Después de muchos años he colgado adornos en mi casa y en la puerta y he hecho planes navideños que consisten en: Estudiar, pintar la habitación que le queremos montar al petit Dídac, y realizar «únicamente» las reuniones familiares de nochebuena, año nuevo, reyes y alguna suelta. Punto.
Y como después de muchos años no saldré de viaje en estas fechas pues me da igual que llueva, que nieve, que truene o que salga el sol. Porque me he dado cuenta de que no es fácil sustraerse a toda esta parafernalia así que mejor me lo tomo con tranquilidad. Y a pasarlo bien mientras se pueda.
Que ya sabemos todos que a lo largo de la vida más de una navidad es triste con razón.