Durante las navidades estuve de viaje y me puse enferma. Al regresar empecé a preparar los exámenes y no quería «perder el tiempo». Abandoné mi blog porque no podía mantenerlo, he ahí una gran verdad. Y no es que no tuviera nada que decir sino que me parecía feo dejar mis obligaciones para alimentar mi ego. No me daba cuenta de que hay personas que se van asomando por aquí y se han sentido defraudadas, sin hablar de aquellos a los que he tenido, sin saberlo eso sí, en el cuartucho de los comentarios «pendientes de aprobación». Soy vanidosa, supongo, pero no tanto como para despreciar a los que se acercan a echar un ojo a mis divagaciones.
He vuelto y haré lo que pueda pero… no se tomen demasiado en serio lo que les cuente. Nunca.